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En el mundo del jamón hay firmas reconocidas por su respeto a la tradición del buen hacer, Ibérica de Jamones es una de ellas. Hace más de 50 años, …., padre de Alejandro Rodríguez, comenzó a curar jamón ibérico en su localidad natal como se hacía entonces. En los doblados de las casas, salando en septiembre y curando de forma natural abriendo y cerrando ventanas en función de la dirección del viento.
En 1978 decide ampliar su producción y encuentra la oportunidad en Salamanca capital, donde levanta la que en su momento fue la fábrica de jamón ibérico más moderna de Castilla y León. En estas instalaciones, Salazonera Ibérica de Jamones ha mantenido desde entonces el proceso tradicional de curación del jamón y paleta ibérica, el lomo ibérico y resto de embutido ibérico.
En sus instalaciones sólo se cura producto de cebo 50% ibérico. El jamón de cebo ibérico de esta firma procede exclusivamente de explotaciones ganaderas de Salamanca. Aun siendo de la categoría de cebo, brida blanca, se tiene especial atención a la calidad del pienso y el bienestar animal. El cerdo ibérico es criado en granjas que cuentan con patio de paseo para el animal lo que reduce su stress, cama de paja sobre la que descansa el animal.
En el proceso de curación la fase de salado es crítica. Salazonera Ibérica de Jamones, presta especial atención a esta fase que esta viéndose afectada por el cambio climático. En nuestras instalaciones sigue realizándose de forma tradicional, por eso la importancia del clima.
Antes, la salazón se hacía en fechas casi inamovibles. En los últimos años se viene revisando cada año para evitar que las piezas sufran las altas temperaturas.
Posteriormente a la salazón, el periodo de post salado es crítico. Permite asentar la sal que es la única causante de la curación del producto. Un periodo de postsalado corto o excesivo puede dar al traste con la calidad de un estupendo jamón ibérico de cebo.
Con el postsalado finalizado comienza la fase de curación 100% natural. Aprovechando la climatología de Salamanca. Una labor que realizan Alejandro y Candelas cada día, abriendo y cerrando ventanas de forma diaria según sea viento de levante, poniente o norte.
Es así como Alejandro Rodríguez conoce cada jamón de cebo o paleta ibérica de cebo de forma individual, conoce su DNI, su morfología y toda su historia con la misma fiabilidad que la trazabilidad que aporta la entidad certificadora de la norma de calidad del ibérico.
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